domingo, 25 de abril de 2010

El difícil arte de resistir la tentación

La literatura en México vive de milagro. En un país donde el 90% de la población no llega a leer un libro al año, las cosas son preocupantes. Pero aún más preocupante es la situación que los escritores viven. En México han nacido y crecido grandes escritores, sin embargo han tenido que recurrir a editoriales en otros países. El mismísimo hit que nos cuenta la historia de la familia Buendía fue gestado en México. Sin embargo tuvo que emigrar a otro país para ver la luz. La historia se repite en otras disciplinas artísticas, como el caso de Buñuel, quién no pudo estrenar “Los Olvidados” y tuvo que recurrir a Francia donde desató polémica y se llevó la Palma de Oro.

El principal problema es que México vive en silencio. Las cosas pasan, y la denuncia, nunca llega. En algunos casos algún aventurado se atreve a denunciarla, pero tarde o temprano es silenciado. A veces los accidentes pasan y algunos pasan a otra dimensión. Otras veces los accidentes llegan en forma de una bonita gratificación económica, y ese coraje, valor y compromiso con el que se escribía simplemente desaparece. En otras ocasiones más tristes, los escritores innovadores deben renunciar a sus esfuerzos por transformar la literatura porque los editores se niegan a publicarlo, ya que no vende. Lamentablemente terminan escribiendo en TV notas o vendiendo libros desechables pop, porque ahí sí hay lectores.

Algunas corrientes nacidas en México como el estridentismo y la generación del crack han sufrido estas tentaciones y tarde o temprano sucumbieron ante los peligros de la codicia, la ambición y la comodidad. Lamentablemente, el terreno que alguna vez fue fértil para la generación de poetas reaccionarios se encuentra erosionado. Los tiempos en los que los jóvenes se juntaban en tertulias literarias y creaban arte han cesado. Lo de hoy es el Facebook, las i cosas, los videjouegos, la música desechable y el sueño de ser Lady Gaga.

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